En otra vida fui periodista. Publiqué alrededor de 700 piezas en medios impresos de México, entre reportajes, columnas de política, crítica teatral, traducciones literarias, análisis de ajedrez, cuentos y crónicas históricas. En 2010 edité el libro Lo escrito por este revolucionario, las memorias de mi abuelo, que también se convirtió en sitio web de interés para quienes estudian la Revolución Mexicana. En 2012 fui finalista al Premio Alemán de Periodismo Walter Reuter por mi libro Voces de nuestra democracia, en el que hice un retrato de la clase gobernante en México a través de entrevistas a 35 políticos, académicos e historiadores de cara a la sucesión presencial de ese año.
Trabajé una década haciendo teatro, colaborando con compañías como Teatro Rodante, Fora do Serio, Puercoespines, Rayuela y el Tec de Monterrey. Me establecí profesionalmente con Cuatro Milpas Teatro, con quienes actué e hice música durante 6 años, viajando por México y participando en dos coproducciones internacionales con el Teatro Quat’Sous de Montreal, Canadá (una crítica de una de nuestras obras allá). En Colima, México, gané el Premio Estatal de la Juventud, en 2004 en Artes Escénicas y en 2008 en Literatura, este último por mi trabajo como periodista y traductor.
La música es otra de mis pasiones desde los 10 años, y he tocado en muchos grupos de muy diversos géneros: son cubano, rock, reggae, bolero, trova y otros sonidos. En 2007 grabé un disco como bajista de la banda CuerdaCueroyCanto y hacia finales de esa década viajé por México haciendo estatua viviente y música callejera. Durante 3 años toqué con Lavanda Tamarindo, un proyecto de multi-instrumentistas de tres países basado en Cali, Colombia. Luego, en Turquía, encontré una nueva manera de conectar con la música, desde la espiritualidad sufi, y tuve la oportunidad de compartir escenario con músicos como Özgur Baba, Nevra Coskun y Aslı Büyükköksal, entre otros.
Mi primer contacto con la terapia para el movimiento fue en 2006, como traductor de una formación profesional en el Método Feldenkrais. Durante 4 años serví como intérprete para expertos en educación somática en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima, México, donde despertó mi interés por este trabajo, que continuó en Colombia, donde trabajé como organizador y traductor de otra formación de Feldenkrais. Ser traductor es una labor particular, porque uno no solamente vierte a otra lengua el mensaje que una persona enuncia, sino que ese mensaje también deja una huella en el cerebro del intérprete, y en el proceso de pasar las palabras por el filtro del idioma, uno alcanza a atrapar cierta esencia del discurso, y casi como clandestinamente se apropia del conocimiento que pasa entre su oído, su cerebro y su boca. Traducir es otra manera de aprender. Así, además de mi entrenamiento formal como maestro de Movimiento Inteligente, he estudiado con especialistas en Feldenkrais, Bones for Life, Structural Core Therapy, Mantrandala Breathing, música hindú y artes marciales a quienes he tenido el privilegio de traducir en contextos como formaciones profesionales, clases magistrales, seminarios, conferencias, retiros espirituales y consultas individuales.
Viví en Colombia por 5 años, y en junio de 2018 vendí todo, cargué lo que cupo en una mochila y comencé un viaje sin destino fijo que me llevó a Portugal, España, Francia, Eslovenia y finalmente a Turquía, donde decidí establecerme. Actualmente traduzco (somática, cine, teatro, cosas más privadas), doy talleres de Movimiento Inteligente en Estambul, Adana, Yalova, Kürtköy y otras ciudades turcas, y mantengo una práctica privada principalmente con músicos y terapeutas holísticos.
Considero que la creatividad, la espiritualidad y el movimiento consciente van de la mano como herramientas para la realización personal, y busco transmitir esa integración de elementos en mis clases, asesorías y talleres.
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Acá puedes leer algunos testimonios sobre mi trabajo como traductor, performer y terapeuta.